Carta a la niña que fui

Mi Querida Niña

 

Mi querida niña esta carta es para ti….

Sé que estás asustada , tu día a día en el colegio no es nada fácil…una soledad desgarradora inunda tu alma. Puedo verte en el patio, perdida, incomprendida…Según decían tu clase era muy conflictiva, muchos fueron los padres que sacaron de allí a sus niños…

Si bien tu infancia también fue bonita en muchas aspectos, con recuerdos y vivencias en las que te sentiste muy feliz y querida, sé que tienes clavadas en el alma escenas donde el dolor estuvo muy presente…

Qué difícil lo tuviste pequeña !!! Y en ese colegio continuaste tratando de sobrevivir, encontrando la manera que supiste en ese momento de poder ser vista, reconocida, amada… Y esa manera se tradujo en lo que te convertiste, una niña ejemplar, buena, responsable, brillante en los estudios, lo que continuó en la adolescencia y adultez…De esa manera tu entorno te valoraba y compensabas tu vacío.

Y te doy las gracias por todo ello ya que sin esa tenacidad y sentido de la responsabilidad hoy en día no seríamos lo que somos…

Mi niña desde la actual adulta que soy ahora tengo un mensaje que darte…

Decirte que me tienes a mí ya para siempre, que caminaré a tu lado alumbrando tu sendero. Dame la mano… Yo he aprendido mucho, tengo tanto que contarte… Muéstrame esa herida, que es la mía y juntas hagámonos amigas de ella que verás que así se hará muy chiquitita.

Aaah y no te sientas culpable de nada, eras solo una niña, hiciste lo mejor que pudiste en ese momento…

Fusionemos nuestras almas gemelas en un eterno abrazo, donde se junten tu sensibilidad y la mía, multiplicándose así para iluminar al mundo…Despejemos el sendero de otras almas humanas que nos necesitan…

Aaah y hay algo más que no sabes…que de ti y de mi nacerán dos preciosos niños, llenos de bondad y amor…y sensibles como no, bendita sensibilidad!!! Ellos no existirían sin nosotras, el coraje y el espíritu de lucha será nuestro legado para ellos. Y a los lejos el haz de luz de un faro estará alumbrándonos, nuestros padres y abuelos de nuestros niños, incrédulos y orgullosos de la grandeza de su creación.

Relájate y abracémonos quedándonos suspendidas en un eterno vals, de presencia y amor…Ya no hay que trabajar como el sistema exige, no vale la pena, ése no es el lugar, déjame que te muestre algo mejor. Ya no hay nada que demostrar. Sólo bailemos mi niña, embriagándonos con ese aroma tan sublime llamado VIVIR.

Te quiero pequeña

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