La Caja de la Vida

La caja de la vida

 

Érase una vez dos hermanas peruanas llamadas Daniela y Rebeca que vivían en Sant Andreu de la Barca.

Yo, a veces, iba a cuidarlas porque sus papás trabajaban. A Daniela y Rebeca les encantaba jugar a muñecas y princesas, nos reíamos mucho juntas. Después de un rato de jugar pusimos la tele y, de repente, la pequeña rebeca se puso a llorar; yo estaba asustada por esa reacción y le pregunté qué le pasaba. Me abrazó y poco a poco dejó de llorar, y comenzó a hablar; me dijo: Sabes, yo no me quiero ir de Sant Andreu de la Barca, no quiero volver a Perú. Aquí está mi cole, mis amigos, mis parques,… todo!

Entonces se me ocurrió una idea y les dije:  -Vamos a hacer una caja que se llamará “La caja de la Vida”.

Me miraron entusiasmadas con esos ojos que sólo ponen los niños ante algo nuevo. Me preguntaron: -¿Qué podemos meter en la caja? Y les contesté: -Cosas pequeñas, cosas importantes, cosas que os recuerden que un día vivisteis aquí.

Pensaron unos segundos. Rebeca metió un coletero, bien bonito, las fotos de todos los niños de su clase y una canción en catalán.

Daniela metió un trabajo creativo, su bata y un regalo de cumpleaños que le hizo su mejor amiga.

Estaban muy contentas y les dije que el curso que viene, en Perú, metiesen otras cosas, y así mientras ellas crecían su caja también iría creciendo. Les expliqué que cuando se hiciesen mayores aunque se separaran tendrían que ampliar su “Caja de la Vida”.

Daniela se independizó y hacía viajes solidarios en los que ayudaba a las personas y aprendía muchas cosas y probaba diferentes comidas. Entre otros lugares fue a la India, allí disfrutó del “Holi” (un festival antiguo con sus rituales de tirarse colores unos a otros). Después del atardecer se encendía una hoguera para el ritual “Holika Dahan”, significaba la victoria del bien sobre el mal. La gente cantaba y bailaban alrededor del fuego.

Daniela guardó en su maleta unos botes de colores para su hermana, también guardó una vaquita pequeña para ella porque ella quería explicar a Rebeca que la vaca es el animal sagrado de la India y que incluso se había bañado con las vacas en el rio Ganges. Daniela era muy feliz en sus viajes.

Rebeca viajó a Australia donde vio canguros y la amplitud del país, pues Australia es el sexto país más grande del mundo. Visitó la gran Barrera de coral, el mayor arrecife de coral de nuestro planeta. Así rebeca cogió un pedacito de coral para su hermana.

Las dos hermanas vivieron muchos años y viajaron por el mundo. Pero cada año se reencontraban e intercambiaban sus experiencias.

Así que los años fueron pasando y se volvieron viejas, viéndolas a lo lejos, cada una de ellas arrastraban un gran baúl, “La caja de la vida”. A través de los años se convirtió en un baúl de recuerdos en el que cada una guardaba sus pedacitos de vida.

Todas las personas empezamos con una pequeña caja y ojalá acabemos con un baúl lleno de vivencias y personas.

PILAR LORENTE ESCOLANO

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